Un año más
vamos tachando con gran impaciencia uno a uno los días del calendario. Se hacen
interminables, parece que no va a llegar nunca el gran día, pero ya está aquí,
ese deseado 8 de Septiembre de todos los años.
A medida que
se va acercando el día, los jóvenes de nuestra hermandad y todos los vecinos de
la Villa ducal se encargan de que a nadie se le olvide de que pronto, la Reina y señora de Osuna va a pasear por
nuestras calles. Por ello, se ocupan de poner en cada balcón de su recorrido una
colgadura de María Santísima de Consolación pero no solo por las calles por
donde pasa sino por todas las de nuestro pueblo.
En el recorrido, ella va visitando cada una de
sus casas, perfumándolas de nardos y sobre todo de consuelo a esas personas que
por motivos caprichosos de la vida se sienten un poco desconsoladas. Además,
haciendo una especial parada en las casas de todos los mayores que salen a su
puerta a pedirle, pero creo que aun mas a darle las gracias por tantas y tantas
cosas.
A las 20.30
de la tarde en la plaza Arcipreste Govantes no cabe un alfiler, porque ya esta
ella saliendo derramando consuelo para todos sus hijos. Durante las horas que
este en la calle en ningún momento sus hijos la dejaran sola por que al igual
que una madre no se cansa de esperar sus hijos tampoco la abandonan. Sus
costaleros en cada levantá le gritan: “Guapa, bonita y hermosa” pidiendo en
cada una de ellas por nuestros hermanos que ya están junto a ella. Para así, ir
llegando de nuevo a su barrio, calle Antequera, donde la esperan para cantarle
sevillanas y decirle mil veces “Guapa”.
Con lágrimas
en nuestros ojos vemos como todo va llegando a su fin y de nuevo entrará en su
templo donde le pediremos que nos de salud para poder volver a contemplar tanta
belleza por las calles de Osuna el año que viene.
“Gracias
madre por querernos siempre, por tu sonrisa en los días en los que estamos
contentos, porque todo ha ido bien, porque nuestros proyectos e ilusiones se
van cumpliendo pero sobretodo por acompañarnos y hacernos sentir que no estamos
solos”.
A mi gran amiga Mari Carmen Caro.
José
Montero.